En agosto de 2024 nos fuimos a la Región de los Ríos (todavía se me escapa decir “los Lagos” jajaja) en un viaje medio mezcla entre pega y descanso. Valdivia es conocida por sus aguas cristalinas (ideales para una buena cerveza artesanal), por haber sido el epicentro del terremoto más grande registrado en la historia, y también por su mezcla única de naturaleza, historia y vida cultural. Tiene ese aire de ciudad universitaria con ritmo tranquilo, pero con hartas cosas pasando al mismo tiempo. Recorrimos la Feria Fluvial, con sus característicos lobos marinos y su péndulo de Foucault, almorzamos cerca del Mercado y también fuimos a ver la pista atlética del Estadio Municipal de Valdivia.
El día siguiente cruzamos a Isla Teja, con sus eternos humedales, y pasamos por el fuerte de Niebla, que conocí cuando era niño. Comparado con ese recuerdo, ahora se nota la inversión que han hecho en su mantención, porque está todo mucho más cuidado y puesto en valor. Fue ahí donde vimos un hermoso traro posado en uno de los árboles cercanos, y también conocimos a Mito el Llamito, encargado oficial de mantener corto el pasto impecable del fuerte.
Finalmente, gracias a los datos de amigos que viven en esta ciudad, fuimos a almorzar a Playa Los Molinos, y no nos equivocamos: todo estaba delicioso, acompañado a una vista espectacular de pelicanos y cisnes en la playa.
En otras ocasiones he dicho que mucha gente no sabe dónde comienza el sur. Algunos creen que en San Bernardo. Otros en Rancagua. Otros en Conce. Y los de Punta Arenas se ríen de todos los demás. Pero para mí el sur comienza donde se empiezan a ver estos pajaritos llamados Bandurrias. Se nota el cambio porque el amarillo pasa a ser verde. Por esta razón, Valdivia queda en el sur de Chile y con ello tiene toda la magia del sur.
Adelante estudios.