Ayer, el Movistar Arena en Santiago se convirtió en el epicentro de la magia musical con la llegada de Dream Theater, una banda que ha marcado generaciones y cuya historia sigue escribiéndose con letras doradas. Este concierto, en el marco de su gira del 40 aniversario, no solo celebró su impresionante trayectoria, sino que también nos recordó por qué seguimos fieles a su música después de tanto tiempo.

En esta entrada de hace 5 años, conté cómo comenzó mi relación con Dream Theater: los conocí gracias a Dragon Ball, asistí a mi primer concierto en 2005 y luego en 2019, cuando celebraron los 20 años de Metropolis Pt. 2: Scenes from a Memory. Pero esta vez, el 2024, marca un nuevo hito en mi historia personal con ellos. Tanto el primer concierto del sábado como este tuvieron el mismo telonero: Baxty, del guitarrista Bastián Martínez, siendo una grata sorpresa para quienes llegamos temprano.

El show fue impecable, tanto en lo técnico como en lo emocional. Desde el primer acorde de Metropolis Pt. 1: The Miracle and the Sleeper hasta el poderoso cierre con Pull Me Under, cada canción resonó como un homenaje a cuatro décadas de maestría musical. Hubo momentos para la nostalgia con clásicos como Under a Glass Moon y Hollow Years, así como sorpresas emotivas como O Holy Night, que no tocaban desde 1998.

El despliegue de talento individual también brilló: la guitarra virtuosa de John Petrucci, los teclados hipnóticos de Jordan Rudess, la batería perfecta de Mike Portnoy, el bajo magistral de John Myung y, por supuesto, la voz inconfundible de James LaBrie, que nos guió a través de esta travesía musical. Cada visita a Chile se siente especial, pero esta, celebrando sus 40 años, tuvo un significado aún más profundo, quizás es porque estamos más viejos y se nota porque cuando nos ofrecieron bajar a cancha gratis, nadie quiso hacerlo jajaja.

Aunque mi opinión está inevitablemente sesgada por la admiración que les tengo, creo que Dream Theater volvió a entregar un espectáculo digno de su legado. Fue un recordatorio de cómo la música puede trascender el tiempo y las generaciones, creando una experiencia compartida que perdurará en nuestra memoria y que mejor si es con la mejor compañía, gracias Coté, feliz navidad.

Adelante estudios.

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