En una entrada anterior de este blog analizamos minuciosamente la obra “Memoria visual de una nación” de Mario Toral. Al entrar al auditorio Lorenzo Sazie en el campus norte de la Facultad de Medicina y encontrarme con otro mural de su autoría, no pude resistir la tentación de tomar fotografías para realizar un análisis similar al realizado anteriormente, pero en esta nueva obra: “Alegoría de la Historia de la Medicina”. Este impresionante mural mide 8.8 metros de alto por 12 de ancho.
Según lo que explican las palabras del autor en una placa lateral, quiso estructurar esta obra en torno al impulso de la vida más que centrarse en la muerte y las enfermedades. “Lo que une a estos distintos personajes y a sus representaciones simbólicas es el movimiento, el río de la vida, el espiral de vitalidad que nunca termina. Todas las figuras están envueltas en un espacio de energía, de fluidos vigorosos, lo que es el primordial objetivo de la medicina, que esta fuerza desconocida que es el alma no abandone el cuerpo humano.”
Un espacio en diagonal, evocando la fluidez de un curso de agua, atraviesa el mural de izquierda a derecha. En esta sección, un hombre y una mujer entrelazados simbolizan el amor, la unión de los cuerpos y el inicio de la vida. A medida que avanzamos hacia la derecha, se representa el fruto de esta unión: el feto en sus diversas etapas de desarrollo y, finalmente, el nacimiento del infante. A pesar de la presencia de tres calaveras entre estas representaciones, que nos recuerdan lo efímero de nuestra existencia en este mundo, el tono no es sombrío, sino alegre, siguiendo la tradición mexicana con sus calacas.
Justo debajo, se encuentran cuatro figuras tomadas de un manuscrito medieval que representan la disposición de los órganos humanos más vitales, el sistema muscular y la estructura del esqueleto, así como el sistema nervioso y circulatorio de la sangre.
En el centro inferior del mural, se encuentra la representación de la diosa Artemisa o Ceres, con sus numerosos senos, simbolizando la fecundidad femenina y la fertilidad de los campos. Detrás de ella, se observa una estilizada representación de un esqueleto humano hallado en un manuscrito persa del siglo XIV.
En el centro del lado izquierdo, se encuentra una representación de Horus, el dios egipcio en su forma infantil, quien era conocido por ser el protector y sanador contra las mordeduras de cocodrilos y serpientes. A sus pies, se encuentra el torso del chacal Anubis, dios de los embalsamadores y figura clave en los avances del conocimiento anatómico derivado de la práctica de la embalsamación.
En la esquina inferior izquierda, se aprecia una representación de la Mandrágora, un tubérculo con protuberancias que a veces se asemejan a una figura femenina, y al que se le atribuían poderes curativos.
En la esquina superior izquierda, se encuentra una escultura en madera africana del tipo “bateba”, que se cree que posee poderes curativos y protectores. A la derecha de la representación de Horus cuando era niño, hay una figura femenina con un infante recién nacido en su región abdominal, rodeado por pétalos de una flor como un homenaje a la maternidad.
En un espacio vacío del mural, se encuentra representado “El Bastón de Esculapio”, un símbolo de la medicina que data de 800 años antes de Cristo. Esculapio fue un médico destacado que, tras su muerte, fue venerado en ciudades como Atenas, Pérgamo y Corinto, esta última siendo la ciudad natal de Galeno. Este símbolo consiste en una vara rematada con una cabeza nudosa alrededor de la cual se enrosca una serpiente. El nudo simboliza las dificultades inherentes a la ciencia médica, la vara representa el poder, y las hojas de roble evocan a los sacerdotes y médicos de la antigua Grecia, quienes interpretaban el ruido del viento sobre las hojas para determinar el tratamiento adecuado en la curación de los enfermos.
Por último, en el árbol simbólico que rinde homenaje a destacados personajes de la medicina a nivel mundial, se mencionan nombres como Hipócrates, Galeno, Roentgen, Fleming, Crick, Watson y Schweitzer. Además, como figuras destacadas de la historia de la medicina en nuestro país, se incluyen a Eloísa Díaz, Hernán Alessandri, Lorenzo Sazie, Rodolfo Armas Cruz y José Joaquín Aguirre.
Esta Obra se inició el 24 de Enero de 2005 y se le dio término el 10 de Agosto del mismo año. Participaron los artistas plásticos Sres. Boris Parra y Manuel Pérez.
Adelante estudios.