Durante nuestros viajes, Coté y yo disfrutamos explorando los museos de los lugares visitados. En ocasiones, aprovecho estas travesías para capturar numerosas fotografías, buscando crear un registro detallado en caso de que alguna vez decida escribir sobre estas experiencias. He aplicado esta práctica en museos como los de Cardoen en la VI región, cercano a Santa Cruz, así como los museos de San Francisco y Precolombino en Lima y los museos de Botero y del Oro en Bogotá. Esta práctica es tan antigua en mi que incluso tengo fotos del Centro de interpretación histórica del Calafate, en Argentina.
Nuestra amiga Belén nos brindó la oportunidad de explorar dos de los museos más icónicos de Nueva York: el MET y el Museo Americano de Historia Natural. No obstante, capturar cada detalle con una cámara se volvió una hazaña imposible, dada la abrumadora cantidad de objetos e información que llenan estos recintos. Por ende, nos disponemos a destilar la esencia de estos lugares cargados de ciencia, historia y cultura en la siguiente entrada.
Museo Metropolitano de Arte (MET):
El Museo Metropolitano de Arte, conocido comúnmente como el MET, es uno de los museos más prominentes y vastos en la ciudad de Nueva York. Ubicado en el extremo este de Central Park, el MET alberga una colección diversa y extensa que abarca desde arte antiguo hasta contemporáneo. Sus galerías exhiben una amplia gama de obras maestras que representan diferentes culturas, épocas y estilos artísticos. Nuestra visita tuvo lugar en un día lluvioso, lo que llevó a que el museo estuviera incluso más concurrido de lo habitual, y eso ya es decir mucho. El MET está organizado en varios departamentos, cada uno especializado en áreas como arte europeo, arte asiático, arte egipcio y antigüedades, arte islámico, entre otros.
Después de recorrer durante varias horas, nos dimos cuenta de que el horario de cierre no era a las 5 como habíamos pensado, sino a las 9 de la noche. Decidimos tomar un descanso para comer y luego regresar, ya que aún no habíamos explorado ni siquiera la mitad del museo. Los visitantes pueden explorar pinturas, esculturas, textiles, artefactos históricos y mucho más. Además de su colección permanente, el MET también presenta exposiciones temporales que destacan artistas y temas relevantes.
Después de tantas maravillas, una de las obras que más me impactó fue poder contemplar uno de los 35 autorretratos de Van Gogh. Pintados durante los últimos tres años y medio de su vida, estos autorretratos muestran una diversidad sorprendente, permitiéndonos apreciar la versatilidad artística de este genio.
Museo Americano de Historia Natural:
Ubicado en la parte occidental de Central Park, el Museo Americano de Historia Natural es otro tesoro cultural de Nueva York que merece mención. Famoso por sus cautivadores dioramas de vida silvestre, este museo se erige como un epicentro de aprendizaje y exploración científica. La conveniencia de su acceso directo desde el metro lo convierte en una opción especialmente atractiva para días lluviosos, como fue el caso durante nuestra visita. El museo cuenta con cuatro pisos más un subterráneo repleto de salas que abordan una amplia gama de temas, desde la evolución de los seres vivos hasta la exploración del espacio.
Los dioramas, meticulosamente confeccionados, transportan a los visitantes a escenas realistas de hábitats naturales, acompañados por sus animales. Por otro lado, el museo alberga una impresionante colección de esqueletos, tanto de animales como de antecesores extintos de los seres humanos, destacándose figuras como Lucy. Además, una sala especializada en la Polinesia despliega un panorama que incluye uno de los emblemáticos Moais de Rapanui.
El renombre de este museo se atribuye en gran medida a su distinguido Salón de los Dinosaurios, donde se exhiben numerosos esqueletos de estas gigantes criaturas extintas en una condición de conservación sorprendente y en muchos casos, excepcionalmente completos. Entre los más emblemáticos destaca el icónico T-Rex, que recibe el favoritismo de una amplia gama de visitantes. Sin embargo, no deben pasarse por alto otros destacados como los Triceratops y los Estegosaurios, entre varios otros. Sumamente impactante resulta la imponente reconstrucción del Titanosauriano Patagotitan, quién, con un toque de teatralidad, asoma su cabeza fuera de la sala, demostrando así la grandiosidad que ostentaba.
El Museo también ofrece proyecciones en el planetario Hayden y presenta eventos educativos y científicos para todas las edades.
Es un lugar ideal para explorar la historia natural de la Tierra y el universo que nos rodea.
Antes de finalizar esta entrada, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a María José y Belén. Sin su apoyo y compañía, estas emocionantes aventuras no habrían sido factibles o, en todo caso, no habrían sido tan enriquecedoras y llenas de alegría. Su colaboración ha desempeñado un papel fundamental en convertir este viaje en una experiencia inolvidable.
Adelante estudios.